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Tomar la Santa Cena "Indignamente"

En 1 Corintios 11:26-29 Pablo criticó a los corintios por su manera de realizar la Santa Cena. En Corinto, la Santa Cena era una comida grupal. Desafortunadamente, los miembros más adinerados llevaban bastante comida mientras que los pobres apenas si tenían algo para llevar. Como resultado, la Santa Cena reflejaba la división de clases que existía en la sociedad romana. Pablo amonestó a los corintios por permitir que la Cena se convirtiera en un tiempo de división en lugar de una oportunidad de unidad: "De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa." (vv. 27-28).

¿Qué quería decir Pablo con esto? Tristemente, estas palabras se han sacado de contexto para decir que ningún considerado indigno debería participar en la Santa Cena. Esta malinterpretación ha llevado a muchas personas a una innecesaria confusión espiritiual tratando de determinar si son dignas o no. Esto puede resolverse fácilmente: Nadie es digno de compartir el cuerpo de Cristo. Nadie es digno de proclamar su muerte. Los cristianos más maduros y consagrados son tan indignos como el más grande pecador. Jesús nos invita a participar de la Cena como un acto de Su gracia; y por eso es que todos son bienvenidos. Así que las palabras de Pablo no tienen que ver con que si somos dignos o no de participar de la Santa Cena. No lo somos.

Entonces, ¿Qué quería decir Pablo? Estaba diciendo que debemos tener el cuidado de no tomarla de una manera inadecuada, es decir, de un modo que contradiga el propósito de la Santa Cena. La Santa Cena nos hace uno con Cristo. Pero tomarla de una manera que cause división (como lo hacían los corintios) niega la unidad que está al centro del propósito de la Santa Cena. Tomarla de esa manera es comerla indignamente.

¿Quién puede tomar la Santa Cena? Aun las iglesias que celebran la Santa Cena de manera abierta, generalmente exigen que para participar sean bautizados o por lo menos hayan aceptado a Cristo como su Salvador. Sin embargo, vale la pena señalar que Juan Wesley entendía la Santa Cena como una "ordenanza convertidora". Wesley creía que el Espíritu es el que guía a la gente al arrepentimiento y a la fe en Cristo, participar de la Santa Cena bien podría ser un instrumento que el Espíritu utiliza con ese propósito. Así que Wesley no limitaría la Santa Cena a los discípulos cristianos; estaba disponible para todos, hasta para los que honestamente aún están buscando su salvación.

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