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Resurrección en la Iglesia Primitiva

En 1 Corintios 15, el texto más antiguo que hace referencia a la resurrección de Cristo, Pablo nos explica lo que la resurrección significaba para los cristianos en las primeras décadas de la iglesia primitiva. Pablo empieza su exposición utilizado dos términos para indicar cómo se transmitía la doctrina cristiana. Dice que el ha “entregado” lo que “recibió” (1 Cor. 15:3). Es decir, el relato de la resurrección se transmitió por tradición oral. Pablo no se inventó su propia versión, más bien fue un puente entre los testigos oculares y los cristianos de la ciudad de Corinto. En 1 Corintios 15:3-5 encontramos cuatro elementos de la creencia de la iglesia primitiva. Primero, que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras. El cristianismo tuvo su origen en el judaísmo y por lo tanto apelaba a las escrituras judías para interpretar su experiencia con Jesús. Segundo, que Cristo fue sepultado. No debería haber duda sobre la terrible circunstancia de su muerte y sepultura....
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Tomar la Santa Cena "Indignamente"

En 1 Corintios 11:26-29 Pablo criticó a los corintios por su manera de realizar la Santa Cena. En Corinto, la Santa Cena era una comida grupal. Desafortunadamente, los miembros más adinerados llevaban bastante comida mientras que los pobres apenas si tenían algo para llevar. Como resultado, la Santa Cena reflejaba la división de clases que existía en la sociedad romana. Pablo amonestó a los corintios por permitir que la Cena se convirtiera en un tiempo de división en lugar de una oportunidad de unidad: "De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa." (vv. 27-28). ¿Qué quería decir Pablo con esto? Tristemente, estas palabras se han sacado de contexto para decir que ningún considerado indigno debería participar en la Santa Cena. Esta malinterpretación ha llevado a muchas personas a una innecesaria confusi...

Frutos del Espíritu: El Amor

Quizás ya estamos cansados de la palabra amor. La gente habla del amor, le canta al amor, pero parece no existir mayor amor entre los vecinos o los pueblos. A pesar de todas las palabras y música que se hace sobre el amor, parecería que las personas hoy en día no tienen una mejor comprensión del amor que la que tenían los gálatas en la antigüedad. Los gálatas habían perdido el rumbo. A pesar de haber recibido la salvación por la gracia de Cristo, algunos por ahí estaban enseñando que para ser verdaderos creyentes tenían que obedecer ciertos reglamentos. El punto central era la circuncisión. La respuesta de Pablo fue muy clara: la gente que estaba detrás de esas enseñanzas estaba tratando de regresar a la justificación por la Ley y habían menospreciado la gracia de Cristo (5:4). “Libertad” era otra palabra muy utilizada por Pablo cuando le hablaba a los gálatas (vv. 1, 13). Cristo había liberado a los gálatas de la circuncisión y de cualquier otro reglamento que pudiera imponérseles...

¿Por qué Dios no sana a todos?

Esta pregunta ha dejado perplejos a los creyentes consagrados y de oración desde los tiempos del Génesis. Uno ya conoce las respuestas de siempre: "Es porque no tiene mucha fe." O, "es porque no utilizó las palabras correctas en su oración." O, "es porque todavía tiene algún pecado en su vida." Estas respuestas suenan como publicidad de alguna secta misteriosa de los tiempos antiguos. Ha habido gente que aseguraba tener las palabras y algún tipo de fórmula secreta de oración que garantizaría el resultado esperado siempre. Los cristianos nunca deberían caer con una mentira así. Creer todas esas cosas es como tener fe en nuestra propia fe o fe en nuestras propias oraciones. Ambas son incorrectas. Nuestra fe y confianza deben estar siempre y únicamente en Dios. La oración es una comunicación en doble vía con Dios que fluye de una relación profunda y personal con Él. A través de la oración le pedimos y agradecemos por su increíble provisión para nosotros. ...

Obediencia Fiel (3era. Parte y Final)

El llamado y la consagración son dos componentes poderosos de la santidad y tienen que ver con nuestra condición respecto a Dios. A través del llamado de Dios y nuestra consagración a Él, hemos entrado a un vínculo especial—ahora pertenecemos a Dios y estamos dedicados al servicio exclusivo de Él. Hemos sido transferidos espiritualmente del mundo perdido a la presencia de Dios. A través del Espíritu Santo, hemos sido incorporados a la comunión entre el Padre y el Hijo. Pero nuestra comprensión de la santidad estaría incompleto si solo la vemos en función del lugar que ocupamos en esta relación. Tal y como sucede con otros vínculos en nuestra vida—relaciones amistosas o de negocios—nuestro nexo con Dios sería superficial si no estuviera acompañado de acciones concretas. Por esto, debemos notar que el tercer componente vital de la santidad corresponde a nuestra respuesta fiel y obediente al mandato de Dios. La palabra que usa la Biblia para describir esta conducta es justicia o rect...

¿Qué es Consagración? (2da. Parte)

La Biblia nos muestra claramente que la santidad necesita del llamado de Dios —que Dios disponga. En el Antiguo Testamento leemos que muchos elementos, como el Día de Reposo y la tierra y el pueblo de Israel, eran santos porque Dios los escogió para tener una relación especial con Él. La iglesia, de igual manera, es santa porque Dios la ha llamado a ser el Cuerpo de Cristo y la Novia de Cristo. Pero el llamado de Dios es solo un lado de la santidad. Si bien es cierto que no hay santidad sin el llamado de Dios, tampoco hay santidad sin una respuesta fiel. Esta respuesta viene en la forma de nuestra consagración a Dios y la vida de obediencia que resulta de esa consagración. Por lo que si bien el territorio y el pueblo de Israel eran santos porque eran posesión especial de Dios, Israel debía consagrarse el mismo y su tierra al Señor. De otra manera perdería su carácter santo, sería profano, y sería como cualquier otro pueblo. Es por esto que Dios ordenó a los israelitas consagrarse a...

La Teología de Juan Wesley

El Amor de Dios De todas las doctrinas halladas en los escritos de Wesley, el amor de Dios es la más destacada. Wesley creía fervientemente que el Dios de la Biblia, el Creador del mundo, es un Dios de amor. En todas sus predicaciones enfatizaba la gran verdad de Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito.” Ciertamente Wesley creía que todos hemos pecado y que estamos bajo condenación. Pero para Juan Wesley esa era solo una cara de la moneda. Dios no ama nuestro pecado, pero nos ama a nosotros. De hecho nos ama tanto que envió a Su Hijo, Jesucristo, para ser el Salvador de todo el mundo. Juan Wesley se oponía particularmente a la doctrina del amor parcial de Dios. Predicó y escribió abiertamente en contra de la enseñanza de que Dios solo ama a algunos — los llamados predestinados. Por 50 años predicó el amor universal de Dios. Wesley enseñaba que todo el mundo, en todo lugar, pueden ser salvos, porque Dios les ama y Cristo murió por ellos. Esta ...